Una mente sin recuerdos
“Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma...
Yo no sé “
Cesar Vallejos.
Fue tremendo haberla visto, me dejó destruida. Ella está mal...deteriorada, completamente ausente.
No están sus manías, se le olvidaron las cosas que la hacían feliz. Abandonó su devoción por los chocolates, por el orden y por Dios.
No hay nada en ella que me haga sentir que es la misma abuelita con la que compartí tardes enteras de esos calurosos veranos en Parral, haciendo manjar blanco o sólo mirando cuan rápido crecía la maleza en esa fértil tierra.
Pasa segundos, minutos y horas frente a la ventana, frente al televisor, absorta en las imágenes que éste emite pero que no llegan a paradero alguno.
A veces, uno de sus ojos lagrimea y ella hace un ruido de molestia, de incomodidad aunque no sé realmente por qué es. Uno trata de intuir, de suponer que sucede para poder hacerla sentir mejor pero las cosas que uno presupuestaba de ella ya no corren. Volvió a ser una tabla rasa, con comportamientos nuevos y desconocidos.
Ella ya no camina y sus pies están como rígidos. De todos modos nos dice que se siente cómoda así, en esa silla donde visita
Uno la mira y es increíblemente doloroso ver el círculo de la vida. Vuelve a ser alimentada por otros, vuelven a limpiarle la boca como fue, de seguro, hace 80 años atrás.
Es increíble que en tres/cuatro meses se haya deteriorado de esta forma. Estoy convencida que no es tanto tiempo como para que haya sido tan brusca su caída en el Alzheimer. Pero las enfermedades no perdonan. Avanzan con prisa y sin consideración.
Frente a ese olvido que cada día es más grande nosotros, su familia, debemos poner el pecho y esperar a que golpee fuerte y despiadadamente. Hacernos los valientes y pensar que esto es algo que ocurre a su edad.
3 Comentarios:
hermoso texto cotito, te entiendo tanto ya que mi abuelito sufría de lo mismo, pero es mejor sufrir uno de la consciencia de su estado que ellos mismos.
ay coti un abrazo grande, ojala nos veamos antes de clases.
ojos llorosos por culpa de tu texto... fiel reflejo del estado actual de una tía abuela que quiero mucho...
me recordó a una película tu escrito, the notebook.
saludos,
Pía.-
Publicar un comentario
<< Home